Obra en Campo Primo // Sa Pereira // 2017 – actualidad
Cadáver exquisito. Otro modo de encender la pre-existencia.
Se interviene sobre una ruina de una antigua vivienda rural que data de poco más de medio siglo, localizada en las cercanías del poblado de Sa Pereira, en medio de un monte pampeano santafesino. La renta de tierras para cultivo y la migración de sus habitantes a ámbitos urbanos hicieron que esta estructura quede totalmente abandonada. A lo largo de las últimas décadas la ruina sufrió deterioro en sus cimientos a raíz de napas freáticas altas, grietas en sus muros, caída de muros exteriores a causa de un incendio en su fachada norte, levantamiento de piso a raíz de presencia de animales que hacen cuevas, y destrucción de todo tipo de detalles por vandalismo.
Ante el desaliento de operaciones de restauración expresada por un experto en el tema, se debía proseguir con obra nueva y evitar arreglar muros existentes. El desafío era entonces cómo poner de relieve una preexistencia obsoleta y satisfacer nuevas demandas. ¿Cómo intervenir entonces esta estructura existente, revalorizando su preexistencia y haciendo posible habitarla? La respuesta no fue directa. La naturaleza del proyecto surgió después del cuestionamiento de la totalidad del paisaje pampeano.
Muchas de las claves del paisaje pampeano fueron encontradas en torno a la figura del monte. El monte es un término que en la pampa argentina denomina a formaciones arbóreas aisladas entre extensas áreas de cultivo, sin necesidad de estar vinculado a cuestiones de desnivel topográfico. Si se atienden a tres factores fundamentales como la naturaleza de la pampa húmeda en su condición de tierra fértil, al carácter artificial de las áreas sembradas y a la extrema consolidación del sistema extractivo; no tardaremos en dilucidar que tanto “el monte” como los “pueblos rurales”, no son más que intersticios entre las inmensas superficies de suelo que congela la maquinaría agrícola. Dicho de otra manera, el monte y los pueblos rurales son los únicos espacios disponibles para el ser humano.
Si el pueblo es el espacio de la residencia, del trabajo, del intercambio, de la educación, de la religión, del estado, del mercado… el monte, es ámbito de las pasiones, del retiro, de las emociones fuertes, de la espiritualidad, de la expresión personal. El monte es el lugar de encuentro del ser consigo mismo. Sin ir más lejos, si buscamos registros de hechos acontecidos en montes rurales deshabitados, encontraremos que muchas de las respuestas estarán relacionadas a acciones de alto contenido emocional ya sean positivas o negativas: retiros espirituales, aventuras, juegos, caza de animales, experiencias sexuales, golpizas, asaltos, crímenes prácticas artísticas, entre otras. Sin prejuicios, y de acuerdo a registro obtenidos por los periódicos locales, la visión del monte no difiere mucho de lo que James Boswell termino por denominar “romanticismo” en el siglo XVIII.
Lejos de intentar evocar lecturas ajenas y retóricas en el proyecto, se toma el concepto de “romanticismo” como medio para explicar la condición propia de este lugar en particular como generador de escenas disparadoras de emociones y así, explicar el porqué de su carácter.
Esta realidad, que a la vez denuncia la falta de espacios rurales recreativos públicos [algo que en otros países como Colombia está hasta regulado] en los pequeños poblados, claramente determina el rol recreativo y de encuentro que posee naturalmente el monte en la pampa argentina.
Retomando el accionar sobre la ruina existente, quedó claro que la misma no podía ser más un único cuerpo cerrado en el centro del monte, sino que, por el contrario, debía ser una pequeña plaza de encuentro.
El proyecto de intervención consiste en el desarme parcial de la preexistencia hasta su nivel cero en las zonas deterioradas. El desarme de la preexistencia no llegar a ser total ya que su parte sur se encuentra en buen estado, cumple la función de reparo de vientos provenientes del sudeste, y cumpliría perfectamente la función de apoyatura a la nueva plaza central.
La construcción de las nuevas áreas que demanda el programa actual, se realizarán con el mismo material de desarme. Las nuevas áreas cubiertas replicarán las habitaciones preexistentes, pero de manera aisladas y fuera del perímetro de la preexistencia. Para ello se vale de las mismas dimensiones, la misma localización de puertas y ventanas, las mismas alturas y los mismos techos. En su desplazamiento se utiliza la simetría como continuidad del sistema compositivo original.
Se llega así a un proyecto complejo en sus implicancias. La intervención consiste en dotar al hecho arquitectónico de una nueva fase temporal, de un nuevo estadio en su vida. Su materia [ladrillos asentados en barro], se reubican en nuevos muros, combinándose de una manera diferente. El antiguo centro de encuentro de la casa [galería – habitación principal] queda ahora al descubierto, y sus ladrillos pasan a envolver nuevos espacios que replican las antiguas estructuras.
La configuración final del proyecto, o mejor dicho del nuevo estadio del proyecto, si bien distintas en su percepción, permite reconstruir la antigua existencia en todo momento.
[g+]