Monasterio // Bardenas Reales // 2015
Destilación de un tipo arquitectónico
El proyecto de un monasterio en Bardenas Reales nos conduce a un desafío muy claro que tiene que ver con dar respuesta a dos universos casi contrapuestos. Por un lado a un vasto territorio natural con un carácter bien determinado, y por el otro al espacio humano en relación a lo divino.
Indudablemente el desafío nos conduce a tres cuestiones fundamentales. La primera, es la conceptualización del paisaje. La segunda es el estudio de la relación hombre – dios a lo largo de la historia, y la tercera es la definición misma del límite que concilia estas dos realidades previamente mencionadas.
Si bien son varias las interpretaciones que se pueden realizar de paisaje, el presente trabajo ha mantenido siempre como estandarte, la definición de paisaje sostenida por Cesar Naselli:
“El paisaje no existe, sino que es una forma de percepción”; el paisaje es “un elenco de imágenes sistematizadas y transmisibles de un sitio, configuradas con pautas culturales propias del tiempo y del lugar, las cuales abarcan el sentido, uso y porqué del entorno, sus características perceptuales, físico espaciales y existenciales además de sus significados históricos, y se materializan en una interpretación personalizada, con valores estéticos, emotivos, sociales, funcionales y dimensionales”.
“El paisaje es siempre una interpretación del medio físico y no el entorno mismo”.
El paisaje es una imagen, una representación mental que significa un acto de percepción y un acto de conocimiento total o parcial del objeto más que un objeto en sí mismo”.
En el mismo sentido, Beatriz Sarlo agrega “La mirada hace al paisaje”.
El estudio de espacios humanos en relación a lo divino se ha apoyado en antecedentes
históricos relevantes, la mayoría de ellos medievales (quizás por considerar propicia la
vivacidad de la fe por un lado, y la hostilidad del espacio exterior por el otro).Como resultado de
este estudio, el proyecto adopta soluciones que lejos de innovar, busca dialogar con referencias precisas e inmortales. En este caso el proyecto para el monasterio cartujo de Clermont de VIllet Le Duc, realizado en 1902.
En sintonía con estas búsquedas, el presente proyecto se propone como una materialización
Literal del paso de un paisaje natural a un paisaje espiritual. Para ello adopta una tipología en forma de espiral, la cual permite potenciar las siguientes cuestiones: inherente referencia (simbólica y funcional) a un centro único divino (altar y coro de la iglesia principal); transición graduada de espacios en el recorrido temporal; organización de las funciones en busca de la compacidad típica de zonas de desierto. Pero dicha configuración no solo obedece a cuestiones
Internas o de tipologías históricas, sino que también busca conectar con la topografía, la cual determina una secuencia de arriba con tenciones centrípetas.
De esta manera, el proyecto se consolida como una respuesta capaz de conciliar lo exterior y lo interior, lo terrenal y lo sacro, la topografía y la arquitectura, historia y presente a través de una única respuesta formal.
Proyecto de maestría llevado adelante con el Arq. Francisco Mangado